
V.
"La literatura es el terreno que nos permite una revancha; vivir lo que no has vivido, construir lo que no te ha pasado, porque todo vale en el terreno de la ficción"

Alegre, apasionada, amante de la literatura y la música. Conversamos con la talentosa Alessandra Tenorio, quien actualmente trabaja como docente para la Universidad Nacional Federico Villarreal sin dejar de lado una de sus facetas más conocidas y dentro de la que ha destacado de sobremanera como lo es la poesía, misma que le ha permitido dictar distintos talleres para el Fondo de Cultura Económico y demás entidades y lograr así conectarse con tantas almas llenas de vida e historias que contar que pululan dentro de nuestro contexto y realidad.
Oscar Málaga al referirse a tu poemario “Porta / retrato” mencionó: "Tenorio no tiene edad, es como su poesía, joven y eterna." A raíz de esa declaración quisiéramos saber ¿Crees que la música, el cine y la literatura tienen esa eternidad y capacidad de ser útiles en todo momento? ¿Qué cualidades debería tener una obra musical, un filme o una obra literaria para perdurar en el tiempo?
Creo que es un comentario "súper" generoso de parte de Óscar quien es un gran amigo mío y un poeta a quien aprecio bastante. También creo que él señala esto como una cualidad vinculada en general a toda la poesía. Yo creo que toda la poesía, música, cine y literatura tienen esa cualidad de poder trascender en el tiempo, así mismo, entiendo este calificativo de joven en el sentido de que no pierden vigencia las buenas obras que alcanzan la universalización. Estas obras mantienen vigencia a pesar de haber cambiado el aspecto cultural y social. Por otro lado, considero que para que puedan perdurar en el tiempo son muchos factores que intervienen y uno de ellos puede ser la repercusión critica que puede tener en el medio que hace que esta obra pueda llegar a ser conocida y trascender, a veces son sus cualidades de haber creado una estética original y de haber presentado una visión reveladora de su tiempo, o de marcar el estilo y ser una revelación del estilo de los escritores, de los músicos, de los cineastas o dramaturgos. Considero que por ese lado son muchos factores que hacen posible que un producto artístico pueda trascender y la calidad es uno de ellos; esa calidad se ajusta a los parámetros que hayan para cada una de las áreas.
Trabajaste en la revista “Dípticos” que -a semejanza de la legendaria colección “La rama florida” de Javier Sologuren– intentó dar a conocer a toda una nueva promoción de escritores peruanos tanto poetas como narradores. Esto, demostró su capacidad inquisidora para sacar a luz los nuevos talentos nacionales ¿A quienes destacarías en el cine y la literatura como la "nueva promoción"? Quizá podrías darnos algunos nombres que vengan a tu mente al pensar en nuevos talentos nacionales.
Díptico no era una revista, era una serie de plaquetas que publicamos junto con Victor Ruiz, Gonzalo Málaga y Gabriel Rimachi mas o menos a mediados del año 2000. Empezamos Victor, Gonzalo y yo publicando estas plaquetas que eran números impares de poesía y los pares de narrativa. Lo bonito fue que tuvo bastante acogida. Era una publicación bastante artesanal que no tenía un tiraje muy amplio y ayudó a sacar a la luz a narradores y poetas que publicaban recién en esa época.
En poesía destacaría como la nueva promoción a Bruno Polac, Cecilia Podestá, Álvaro Lazo, Víctor Ruiz quienes han sido poetas que han mantenido su obra en su tiempo y ya se puede hablar de una obra y un estilo consolidado. Dentro de los narradores serían Pedro Llosa y Diego Trelles quienes son autores que han destacado y Diego más porque lo hizo internacionalmente a través de su producción literaria.
El amor es un tema constante que pulula en sus poemas en diversas formas, en base a eso nos gustaría saber, para ti, ¿Qué es el amor? ¿Importa lo que sea?
Me gusta el parafraseo qué haces del libro de Culler. Creo que el amor es todo y es la fuerza que mueve al mundo como dice el poema de Washington Delgado “Después de todo nada importa si no es el amor”. Entonces en ese sentido, yo creo que el amor es lo que mueve muchas cosas y la poesía es en realidad amor y dolor. El amor también puede ser algo estable, difícil, doloroso y creo que definitivamente lo que importa es el propio concepto que cada uno tenga de este. Ahora, en función de la literatura o poesía nos importa ver la visión que tengan los poetas del amor desde la más cursi y edulcorada de “poesía eres tú” hasta otro tipo de textos donde hay otros tipos de amor más disidentes o con otro tipo de códigos.
En tu poema Diario; cuentas la travesía que tuviste con su madre al reconstruir tu pasado mediante fotos; quedando insatisfecha, por lo cual ella te ordenó escribir un poema diciendo: “Anda, ve y cámbialo todo”. Al leer ese verso vino la siguiente pregunta a mi mente ¿Para ti la literatura tiene el fin de alterar nuestros recuerdos y hacerlos asequibles dentro de la ficción?
En realidad no es un poema titulado Diario, sino un poema sin título. Este poema tiene este verso final que precisa el verso que señalas, “Anda, ve y cámbialo todo”, así que creo que sí es un poema que nos habla un poco de como la literatura nos ayuda a construir cierto tipo de realidades. Yo creo que la literatura es el terreno que nos permite una revancha; vivir lo que no has vivido, construir lo que no te ha pasado, porque todo vale en el terreno de la ficción. La literatura me permite construir realidades alternas, explorar todas aquellas preguntas de ¿Y si hubiera tomado este camino? Vivir todas las vidas paralelas que no viví o en muchos casos, te permite explorar algunas ideas que en la realidad no sería posible.

Si partimos del "Conócete a ti mismo" de Delfos; ¿Crees que la escritura tiene un fin terapéutico que se usa para escudriñarnos y conocernos más?
Estoy plenamente convencida que en muchos casos la escritura cumple este fin terapéutico. Cuando escribí mi tesis sobre Escritura Creativa en San Marcos y tuve que hacer una reflexión sobre Casa de Zurdos que es mi segundo poemario; una de las ideas a las que llegué como reflexión fue que yo escribía para descenredarme. O sea que la escritura me permitía como decía Octavio Paz en el Arco y la Lira; poder comprenderme. En ese sentido, yo sí creo que la escritura es una forma de conocerte a ti mismo, acercarte a esas cosas que no te quieres revelar en voz alta. Por otro lado, creo que la literatura es un trabajo y yo no le resto mérito a quienes usan la escritura como catarsis, a las personas que escriben para dejar un testimonio, a las personas que escriben para sentirse menos solas y poder expresarse. Esa visión terapéutica de la escritura no necesariamente hace que esos textos sean textos literarios. A mi me gusta leer esa literatura confesional, la literatura intimista, la literatura que juega con la autoficción, pero creo que como literata y escritora, soy consciente que un texto fácilmente no se convierte en literario pues para que llegue a serlo se requiere chamba y así conocer qué es un texto poético, conocer la tradición, un goce estético y que así mueva la emoción de las personas que van a leerlo. También creo que muchas de estas personas escriben con estos fines terapéuticos, no lo hacen pensando en que sus libros van a ser publicados en una editorial y ser vendidos, lo hacen porque responde a un deseo personal y ya. Por otro lado también creen que sus sentimientos y emociones son tan genuinos que no pueden ser corregidos y ahí nos olvidamos del trabajo de la literatura y que para mi es muy importante.
En una entrevista para el programa Presencia Cultural mencionas que, a diferencia de muchas personas, empezaste leyendo poesía en vez de narrativa y que esto hizo que tus primeros escritos sean poemas. ¿Sigue siendo la poesía la forma de expresión más importante para ti?
Sí y no… Es verdad que en mi casa todos tenían sus propias antologías de poemas tipeadas en cuadernitos o en rollos de hojas y las leían, me las compartían y conversábamos y era muy cotidiano que ellos recitaran. Ahora, llego un día a visitar a mis padres y encuentro a mi papá recitando el monólogo de Segismundo de “¿Qué es la vida? un frenesí…” (risas) o sea, de verdad era así la cosa en mi casa y eso me hacía tener un poco de acercamiento particular a la poesía. No estoy publicando mucho lo que escribo, pero todo lo que escribo sí siento que tiene este espíritu de la poesía, esta pasión por el lenguaje en general, por construir palabras que de alguna manera sean depuradas por el ritmo. Entonces, de alguna manera sí, sigo expresándome a través de la poesía.

Fuente: Lima en escena
Existe la idea clásica de que el poeta escribe a partir de un instante de inspiración y otra, más moderna, de que escribe por decisión. Desde tu experiencia, ¿Cómo se presenta el acto poético?
Yo creo que de las dos formas. O sea, hay veces en que escribes un texto que está basado en algo que viste, en algo que te emocionó. Por ejemplo, el último texto que escribí (yo tengo algunos, así como libros de cabecera en mi mesita de la sala, siempre los cojo para revisarlos y los voy cambiando de vez en cuando. Generalmente, suelo tener ahí los libros; o sea, cojo Technobooks, que son libros gráficos) y cogí el diario de Frida Kahlo, tomé una carta, empecé a leerla y me pareció… estaba sentada al lado de mi esposo, viendo una película y le dije “tienes que ver esta carta”. Le leí la carta y le dije “Dios mío, qué terrible”, “Líbrame del amor, que nunca me vuelva a pasar una cosa así” (risas) y escribí un poema sobre eso porque me quedé muy impactada por esta carta, de ver el sentimiento de amor tan fuerte, pero ese que te puede llevar hasta la locura y dije “no, o sea… nunca más, ese no es el camino”. Creo que hay momentos en donde uno sí escribe desde la inspiración, que hay algo que te prende como una chispa y hace que tengas la necesidad de expresar eso en un discurso poético, pero también creo que hay momentos o hay poetas que tienen mucha disciplina y que planifican; por ejemplo, una gran amiga mía, Melissa Guetsy, cuando ella planifica sus libros tiene la idea de toda la estructura, además es arquitecta, ella tiene toda la arquitectura del libro… “Ah, esta primera sección va a tener cinco poemas de tanta medida. Va a tratar sobre esto en la segunda sección…”. Yo no trabajo así, pero sí me pasa que planifico cuando empiezo a agrupar textos entorno de un tema común… y sí, a veces (no me ha pasado mucho) escribo por decisión, como dijiste, considerando que me falta un texto de determinada temática o forma para completar la sección de un libro. También han habido otro tipo de situaciones, por ejemplo… recuerdo mucho un festival poético en el Peruano Japonés sobre Watanabe donde me pidieron que escriba un poema inspirado en un poema de él, entonces, ahí fue algo como “tengo que sentarme a escribir este poema” y darle vueltas… o me ha pasado cuando me pidieron de la revista española Turia (no recuerdo si el año pasado o el anteaño, vino aquí a Lima a sacar un número especial para Perú) y me pidieron que escriba un poema siendo además una colaboración pagada y yo decía “ahora sí soy una poeta de verdad… me están pagando por escribir un poema” ¿Cuándo en la vida me ha pasado eso? (risas). El tema era libre pero el poema tenía que ser rigurosamente inédito.
A nivel nacional sabemos que rescatas, por ejemplo, las figuras de Carmen Ollé, Giovanna Pollarolo o Rocío Silva Santistevan. ¿Qué tan importantes son ellas para ti como referentes?
Sí, son poetas a las que yo admiro muchísimo y las que estoy trabajando ahora en mi tesis de doctorado. En mi trabajo de licenciatura hablé sobre Giovanna Pollarolo, quien es una autora que me gusta mucho por cómo ha incorporado la narratividad en su poesía (que es algo que yo quiero hacer en mi trabajo poético en los últimos años, pero todavía no encuentro el camino exacto por donde ir). Además, creo que mi gancho con la poesía de ella está justamente en lo que menciona Susana Reisz, "eleva las banalidades mujeriles al terreno de la poesía". (O sea, en esta idea de que los hombres escriben sobre los grandes temas de la humanidad y las mujeres sobre los temas del ámbito privado). Y por ahí, haciendo una alegoría, esta idea de pensar que de repente las mujeres también deberíamos escribir sobre los grandes temas de la humanidad. Me parece bacán que haya una escritora que vaya contra todas esas ideas y diga “yo quiero escribir sobre el hecho de que las mujeres vamos envejeciendo”, “quiero escribir del drama que es que una mujer se ponga gorda”, “quiero escribir de la necesidad de que una mujer use cremas o de lo difícil que es que a una mujer la abandone su marido". Por otro lado, Carmen Ollé es una autora que, cuando estaba en la universidad, la leí por primera vez… bueno, la había leído en el colegio, pero no los poemas de Noches de adrenalina que trabajan más el tema del cuerpo. Me impactó muchísimo, sentí que su poesía para mí era como una cachetada de ida y de regreso. Me habían dado una para un lado y, cuando terminé de leerla, era otra para el otro lado (risas). Me pareció que el manejo del lenguaje, de la ironía, la crudeza con que se relatan las funciones corporales me llamó mucho la atención. Y, bueno, Rocío Silva también. Me gusta la reflexión que hace sobre el rol de la mujer en su poesía. Son tres autoras que tienen poéticas diferentes, pero que yo creo que, bueno, Carmen Ollé es ya una autora que tiene un sitio importante en nuestras letras y creo que Giovanna y Rocío también lo tienen, pero sus figuras deberían ser más estudiadas, deberían ser más reconocidas.
En tu libro de poemas Porta/retrato existe una mirada nostálgica hacia el pasado que muestra el ambiente íntimo familiar. ¿A qué se debe la decisión de representar el ambiente familiar en este libro?
Yo creo que muchas veces, sobre todo cuando uno escribe poesía que esté vinculada al tema de la confesión o la experiencia, a lo cotidiano, escribe un poco de lo que conoce. Entonces, ese libro lo escribí cuando era mucho más joven (risas) y estaba en un proceso de mirarme hacia adentro para empezar a construirme hacia afuera. Para mí esta idea de la casa familiar, de tener que pelear con las ideas de tus padres para empezar a construir tus propias ideas era un poco lo que estaba viviendo y era lo que quería representar en el texto. Muchas personas me dicen “qué bonito, es un homenaje”, pero también es bastante irónico. Por ahí hay algún texto que así, de taquito no más, presenta el tema de la ironía, del cuestionamiento, la necesidad de tener que salir de una casa que puede ser bonita, pero a veces también te oprime. Es una forma de empezar a construir tu propia casa y es un tema que me gusta, me acompaña todavía, porque lo siento cercano, porque creo que todavía se puede explorar mucho a pesar de no ser un tema nuevo ni original.

Sabemos que hace poco dictaste en el Fondo de Cultura Económica el taller “Poesía y experiencia: escribir desde el yo”, en el cual participaron alumnos de varias partes del Perú y que, además, incluye la publicación de un libro colectivo. Desde esta experiencia, ¿Cómo describes el interés que existe hacia la poesía a nivel nacional?
Es masivo, es increíble. A mí me parece que haya tantas personas, porque no ha sido solamente en mi taller en el Fondo, han sido varios, y ahora estoy dictando otro taller sobre poesía escrita por mujeres, que también tiene una asistencia masiva. Entonces, a mí me parece increíble, de verdad, me parece que la humanidad no está perdida (risas) al ver que en medio de un estado de emergencia hay personas que ponen en pausa su vida, dos veces a la semana o una vez a la semana por dos horas… o sea, que alguien te regale dos horas de su tiempo para hablar de poesía a mí me parece un lujo… un lujo que gracias a Dios hemos
podido compartir con algunas instituciones, con el Fondo de Cultura y Urbanotopía, que es un espacio cultural de Arequipa con el que estoy dictando este nuevo taller que me permite a mí, desde el lado de ser la docente del taller y, a las personas interesadas desde el otro lado, juntarnos para hablar de poesía. ¿Tú te imaginas? ¡Qué maravilla! el mundo se está cayendo afuera, la gente con mascarillas y nosotros estamos sentados en nuestras casas, dos horas a la semana, leyendo poemas de Blanca Varela, de Giovanna Pollarolo… hablando de qué significan esos poemas para nosotros, planteando ejercicios de escritura donde luego los van y leen sus poemas y entre todos los comentamos y los corregimos. Eso me parece una maravilla. Yo creo que sí hay interés en este tipo de temas. Por ejemplo, el segundo taller que estoy dictando, que es un taller básicamente sobre poesía escrita por mujeres, cuatro autoras, dos peruanas y dos internacionales, y que es un taller que implica algunos ejercicios de escritura, pero que no implica, como sí implicaba el Fondo, la publicación de un libro y, que haya gente interesada, solamente en leer poesía escrita por mujeres, ya me parece una maravilla. Además, en el tema del Fondo yo creo que ya venían con el chip necesario de “yo quiero escribir de manera seria, entonces necesito conocer algunos autores, necesito conocer la tradición, necesito aprender algunas categorías y necesito luego corregir mis textos”, eso me pareció fascinante; o sea, no encontré a ninguna persona que diga, como me ha ocurrido en algunos talleres, “pero por qué voy a corregir si son los sentimientos que salen del corazón”. No. He encontrado personas muy conscientes de la necesidad de aprender del discurso poético para poder escribir. Y lo bonito es que hemos creado un libro que se llama Camino al este que se va a publicar pronto con esta idea de que el este es el punto por donde sale el sol y que la poesía es un lugar de luces en el que todos los que queremos vincularnos ahí vamos caminando.
¿Hay una fecha exacta para la publicación del libro?
Creo que va a ser el próximo mes, ya están diagramando el libro. No todas las personas del taller han participado. Tenemos un cadáver exquisito que hicimos todos en conjunto también, cuando revisamos un poco sobre la poesía surrealista, las vanguardias, etc. Así que es una experiencia súper bonita y para mí es una que en verdad agradezco y valoro mucho porque, vuelvo a decir, yo creo que es un lujo y es un descubrimiento saber que hay personas interesadas en aprender sobre la poesía, en compartir… Ahora yo creo que el bien más valioso que tenemos es el tiempo, ni siquiera el dinero compra tiempo (risas)… y que alguien dedique dos horas, o cuatro horas de su semana en el caso del Fondo que teníamos dos sesiones, para hablar de poesía, me hace pensar que el mundo no está perdido, tiene esperanzas, vamos a sobrevivir (risas).
Entrevista:
Abraham Meneses (preguntas 1, 2, 3, 4 y 5)
Alexander Villajuán (preguntas 6, 7, 8, 9, 10 y 11)
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Diagramación: Francesca Calderón Arias
Música de la página: Silvio Rodríguez, "Playa Girón" de "Días y flores" (1975)